ME HAN ROBADO....¡EL ESPACIO PÚBLICO!

Tal y como reza el título de este artículo, a la gran mayoría de ciudadanos de todo el mundo nos han robado el espacio público y la bicicleta en las ciudades. ¿El ladrón? Todos y cada uno de nosotros.

Hacia el año 1902 en España, tan sólo unos pocos aristócratas de las grandes ciudades - Madrid y Barcelona - acaparaban el parque automovilístico español. Los "ricos" eran admirados con envidia. Poseían y  presumían de lo que nadie podía "disfrutar": había llegado el COCHE a España.

Era sin duda, un avance sin precedentes. Hasta la fecha, la única manera de desplazarse era básicamente a pie, en burro o caballo o en tren. El vehículo motorizado privado se convirtió rápidamente en un objeto de deseo y de independencia para desplazarse.

En 1949 nace SEAT y en 1953 fabrica 1345 modelos SEAT 1400. El coche, en pocos años, se había convertido en un símbolo de status social, algo que daba caché a aquel que poseyese uno. La producción en serie de SEAT y su mítico 600 hicieron que para principios de los años 60, la venta de coches comenzase a incrementarse progresivamente.

Tal fenómeno no podía ser ajeno en las ciudades y, por supuesto, había que lucir la compra. Este hecho hizo que la distribución de las ciudades cambiase radicalmente. Las aceras, originalmente inventadas para protegerse de las lluvias empezaron a usarse como lugares donde resguardarse de los "rápidos coches" ya que en sólo unos años se había pasado de los 10-20 km/h de una bicicleta a los 50-60 km/h de los vehículos a motor de 4 ruedas.

Pero las ciudades no estaban preparadas para ellos. Rápidamente los coches se hicieron con el derecho a circular por toda la ciudad y no sólo eso. 8m2 es lo que aproximadamente ocupa cada coche. Con el aumento radical de la flota de automóviles, las ciudades comenzaron a cambiar. Ahora era necesario hacer cocheras para guardar los coches, aceras para poder caminar y parques para poder jugar y distenderse socialmente.

Con el comienzo de la democracia en España, la economía empezó a florecer y nos queríamos sentir "europeos". Aumentó el nivel de vida y la clase media se convirtió en una clase de "nuevos ricos". Ahora ya no queríamos un coche por familia, ¡queríamos uno por persona!.

Las condiciones de la vida eran mucho más precarias años atrás, pero ahora hemos creado necesidades infundadas justificando el uso del coche: hace frío o mucho calor, todo está muy lejos, no tenemos forma física o hay cuestas para utilizar la bici.

Estos dos últimos párrafos resumen la justificación actual del uso del coche y de la movilidad en zonas urbanas. El automóvil y su derecho a aparcar y circular por toda la ciudad con total libertad ha saturado las ciudades y está empezando a saturar a las personas: atascos, contaminación, cabreos, ruido, accidentes mortales,... hasta ahora las ciudades se han planificado otorgándole a los coches preferencia sobre el peatón con consecuencias que ahora parecen irrevesibles.

En poco más de 50 años hemos cambiado nuestro estilo de vida de una manera inconcebible. Pero parece que esta el "todo por el coche" está empezando a tener los días contados. Ahora nos empieza a gustar "lo que se llevaba antes, lo antiguo": tranquilidad, vivir en el campo, vida sana, comida ecológica, ropa clásica, niños en la calle...

El cambio se está produciendo no sólo a nivel nacional, sino en todo el mundo. En algunos lugares más rápido que en otros. Pero no con la suficiente fuerza como para cambiar el panorama actual. El automóvil es insostenible en la ciudad, sí, pero hay que pasar de la teoría a la práctica.

Con este artículo inaugural de "La ciudad de las personas" pretendo crear un lugar de reflexión en el que nos replanteemos nuestro estilo de vida y caminemos hacia unas ciudades más habitables, seguras y con mayor calidad de vida. Al fin y al cabo, el 100% de las personas somos peatones...y PERSONAS.

¿Te unes?